Breve introducción.
Si bien el denominado Programa de Acción de Naciones Unidas para el Siglo XXI, suscrito por la totalidad de los países miembros de la ONU, es un documento no obligante, sin fuerza jurídica, de carácter indicativo, es importante recordar que la redacción del texto definitivo encontró variadas resistencias frente a los representantes oficiales de algunas naciones, particularmente del primer mundo, y el mismo fue objeto de presiones contrarias por parte del lobby que representaba los intereses de las grandes corporaciones transnacionales. De hecho, aún antes de decidirse el tema oficial de la conferencia, existían sectores interesados en deslindar la problemática ambiental como ajena a los problemas de desarrollo.
Aunque en Nicaragua no se ha preparado una Agenda 21 como tal, existen algunos documentos que se inspiran en los temas del Desarrollo Sostenible coincidiendo con la lógica y planteamientos de la Agenda 21, particularmente los relacionados con políticas y estrategias nacionales referidas al medio ambiente y su relación con el desarrollo económico y social del país, los cuales fueron oficialmente decretados como marcos estratégicos y jurídicos que orientan las propuestas oficiales y de la sociedad civil, que facilitan la puesta en marcha de las iniciativas contempladas en dicha Agenda 21.
Tales documentos son:
- Estrategia para la Conservación y el Desarrollo Sostenible de Nicaragua ECODESNlC, decretado mediante Acuerdo Presidencial 246-92 del 7 de Septiembre de 1992.
- El Esquema de Ordenamiento Ambiental del Territorio EOAT, aprobado mediante Acuerdo Presidencial 246-92.
- El Plan de Acción Forestal oficializado el 7 de Diciembre de 1992 mediante Decreto Ejecutivo No. 246-92.
- El Plan de Acción Ambiental oficializado mediante Acuerdo Presidencial No. 261-93 el 3 de Diciembre de 1993.
- La Ley 217. Ley General del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, promulgada por la Asamblea Nacional el 27 de Marzo de 1996 y su Reglamento, Decreto No. 9-96 del 25 de Julio de 1996.
Paralelamente, Nicaragua preparó una Agenda Nacional que definió la posición oficial de este país ante la Cumbre de Río UNCED 92. Asimismo, en Nicaragua se suscribió en octubre de 1994 durante la realización de la Cumbre Centroamericana sobre Ambiente y Desarrollo, la Alianza Centroamericana para el Desarrollo Sostenible ALIDES, que además de declaraciones contiene una serie de compromisos (Volcán Masaya), relacionados con acciones regionales sobre el medio ambiente.
El gobierno de Nicaragua transformó mediante Decreto 1-94 el anterior Instituto de Recursos Naturales y del Ambiente IRENA, en el Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales MARENA, a cargo de coordinar y dirigir la política ambiental del Estado y promover el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales de la nación, teniendo entre sus responsabilidades desarrollar planes y programas, de acuerdo con los compromisos suscritos en estas materias, tanto a nivel nacional como internacional.
El MARENA ha actuado como punto focal de las iniciativas de la Agenda 21, mientras se procedía a la integración del Consejo Nacional de Desarrollo Sostenible y se estudiaban las formas de compartir acciones con las organizaciones de la Sociedad Civil, la que a su vez, ha venido elaborando propuestas y presiones para agilizar esas iniciativas. El cambio de gobierno, abre las posibilidades de concretar acciones y estrechar la coordinación entre el estado y las organizaciones de la Sociedad Civil.
Parte de las iniciativas civiles en estos temas, corresponden entre otras, a la consulta nacional realizada en Julio de 1996, en donde organizaciones de la Sociedad Civil elaboraron documentos para ser presentados en la Cumbre Latinoamericana del Desarrollo Sostenible realizada en Bolivia en diciembre 1996. Precisamente, la consulta actualmente realizada para RlO+5, profundiza las formas de participación de las organizaciones civiles y ambientalistas y su interacción con las instancias de Gobierno.
Nicaragua, dentro del marco de ALIDES, ha planificado su parte correspondiente del Corredor Biológico; está formulando mediante un amplio proceso participativo una propuesta de Ley de Biodiversidad y Áreas Protegidas y se encuentra estudiando las opciones para contribuir a reducir los cambios climáticos, dentro del marco de CONCAUSA y la Iniciativa de Implementación Conjunta.
Resumen del contenido de la Agenda 21.
En el curso de los dos últimos decenios comenzó a tomarse conciencia de que no pueden existir ni una economía ni una sociedad prósperas en un mundo aquejado por tanta pobreza y tan aguda degradación del entorno. Si bien no cabe detener el desarrollo económico, urge encauzarlo de modo que perjudique menos al medio ambiente. En el decenio de 1990, el desafío consiste en generar acción surgida de esta conciencia y lograr la transición a esquemas de vida y desarrollo sostenibles. Sea en la granja o en la sala de juntas, en el supermercado o en la elaboración del presupuesto nacional, deberemos optar por el cambio.
Comienzan a perfilarse senderos que conducen al desarrollo sostenible. La Agenda 21 constituye un manual de referencia para la determinación de políticas empresariales y gubernamentales, así como para la adopción de decisiones personales con las que nos adentraremos en el próximo siglo. Este documento fue suscrito en la Cumbre de la Tierra, la más vasta reunión de dirigentes mundiales, que se celebró en (el mes de junio) de 1992, en Río de Janeiro (Brasil). Asistieron a esta reunión, organizada durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, los jefes o los más altos representantes de los Gobiernos de 179 países, junto con cientos de funcionarios de los organismos de las Naciones Unidas, de representantes de gobiernos municipales, círculos científicos y empresariales, así como de organizaciones no gubernamentales y otros grupos. Paralelamente, en el contexto del Foro Mundial '92, tuvieron lugar diversas reuniones, charlas, seminarios y exposiciones públicas sobre cuestiones relativas al medio ambiente y al desarrollo, a las que acudieron 18,000 participantes de 166 países y unos 450,000 visitantes. Cerca de 8,000 periodistas se informaron acerca de las reuniones en Río de Janeiro, y los resultados se dieron a conocer en todo el mundo por medio de la prensa, la radio y la televisión.
Los cimientos para el proceso de Río de Janeiro se sentaron en 1972, durante la primera reunión mundial sobre el medio ambiente, la Conferencia sobre Medio Humano, celebrada en Estocolmo con la participación de los representantes de 113 naciones. La Organización de las Naciones Unidas estableció, en 1983, la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Cuatro años más tarde, en su histórico informe ésta advertía que la humanidad debía cambiar las modalidades de vida y de interacción comercial, si no deseaba el advenimiento de una era con inaceptables niveles de sufrimiento humano y degradación ecológica. La Comisión señalaba que la economía mundial debía satisfacer las necesidades y aspiraciones legítimas de la población, pero que el crecimiento debía guardar consonancia con el carácter finito de los recursos del Planeta.
La denominada Comisión Bruntland, en honor de su presidenta, exhortó al inicio de una nueva era de desarrollo económico racional desde el punto de vista ecológico. Declaró que la humanidad contaba con la aptitud para lograr un desarrollo sostenible, esto es, aquél que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin socavar la capacidad de las generaciones futuras para satisfacerlas suyas. En 1989, la Organización de las Naciones Unidas comenzó la planificación de la Conferencia sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en la que se trazarían los principios para alcanzar un desarrollo sostenible. Durante dos años, numerosos expertos en todo el mundo se dedicaron con ahínco a la concertación de acuerdos que jalonaron el camino a Río de Janeiro. Se obtuvo una apertura sin precedentes del sistema internacional de negociaciones.
Miles de miembros de organizaciones no gubernamentales, grupos de empresarios, docentes, asociaciones femeninas, grupos indígenas y otros colectivos, contribuyeron al proceso de Río de Janeiro. Los cinco documentos de Río de Janeiro: En Río de Janeiro se concertaron dos acuerdos internacionales y se formularon dos declaraciones de principios y un vasto programa de acción sobre desarrollo mundial sostenible: La Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en cuyos 27 principios se definen los derechos y responsabilidades de las naciones en la búsqueda del progreso y el bienestar de la humanidad; La Agenda 21, linotipo de normas tendentes al logro de un desarrollo sostenible desde el punto de vista social, económico y ecológico; Una Declaración de Principios para orientar la gestión, la conservación y el desarrollo sostenible de todos los tipos de bosques, esenciales para el desarrollo económico y para la preservación de todas las formas de vida.
Además, por separado pero en paralelo a los preparativos de la Cumbre para la Tierra, se negociaron dos convenciones que suscribieron la mayoría de gobiernos reunidos en Río de Janeiro. "El propósito de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es la estabilización de los gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera en niveles que no trastoquen peligrosamente el sistema climático mundial. Para ello se requiere la disminución de emisiones de gases tales como el dióxido de carbono generado como subproducto de la utilización de combustibles para obtener energía. En el Convenio sobre la Biodiversidad Biológica se exhorta a los países a encontrar cauces y medios para preservar la variedad de especies vivientes y velar por el equitativo beneficio del aprovechamiento de la diversidad biológica.
La Agenda 21 explica que la población, el consumo y la tecnología son las principales fuerzas determinantes del cambio ecológico. Deja claramente sentada la necesidad de reducir en ciertos lugares del mundo las modalidades de consumo ineficaces y con elevado desperdicio, fomentando simultáneamente en otras zonas un desarrollo más intenso y sostenible. Se proponen políticas y programas para la consecución de un equilibrio duradero entre el consumo, la población y la capacidad de sustento de la tierra. Se describen algunas de las técnicas y tecnologías que han de fomentarse para la satisfacción de las necesidades humanas, combinadas con una cuidadosa gestión de los recursos naturales.
En la Agenda 21 no se soslayan el sector de los negocios; se dice que el desarrollo sostenible es el cauce para luchar contra la pobreza y la destrucción del medio ambiente. En la actualidad, el éxito del desarrollo económico se mide principalmente en función de la cantidad de dinero producida. No obstante, los sistemas contables utilizados para determinar la riqueza de las naciones deberían también cuantificar el valor cabal de los recursos naturales y el costo total de la degradación del entorno. En principio, quien contamina debería sufragar el costo de la contaminación. A fin de disminuir el riesgo de eventuales efectos perniciosos para el medio ambiente, debería procederse a una evaluación ecológica antes de poner en práctica proyectos que podrían tener efectos nocivos para el entorno. Los gobiernos deberían disminuir o eliminar los subsidios que no favorezcan el desarrollo sostenible. Uno de los grandes principios propugnados en la Agenda 21 es la necesidad de la erradicación de la pobreza, concediendo a las personas desfavorecidas el acceso a los recursos que les permitirían vivir de manera sostenible. Mediante la aprobación de la Agenda 21, los países industrializados reconocieron que en el saneamiento del entorno les incumbe mayor responsabilidad que a las naciones pobres donde se genera relativamente menos contaminación.
Las naciones más pudientes prometieron, así mismo, aumentar los fondos asignados a la asistencia para el desarrollo de otras naciones, conforme a modalidades menos perjudiciales para el medio ambiente. Además de la financiación, es necesario ayudar a esas naciones a dotarse de la pericia, entendida como la capacidad, para planificar y ejecutar decisiones que favorezcan el desarrollo sostenible. Ello requerirá la transferencia de información y conocimientos. La Agenda 21 exhorta a los gobiernos a que adopten estrategias nacionales para el desarrollo sostenible. Estas deberán elaborarse con la amplia participación de todos los sectores, incluidas las organizaciones no gubernamentales y el público en general. La Agenda 21 coloca a los gobiernos nacionales en la vanguardia del proceso de cambio, pero destaca la necesidad de que estos obren en amplia asociación con las organizaciones internacionales, la empresa, las autoridades locales, regionales, provinciales y estatales, así como junto con asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales.
Conforme se señala en la Agenda 21, tan sólo mediante un esfuerzo mundial mancomunado se logrará un futuro más próspero y seguro para todas las naciones.
Fuente: La Agenda 21 y los demás Acuerdos de Río de Janeiro en versión simplificada. Publicado por el Centro para Nuestro Futuro Común. Resumen de ANavarreteC - Nicaragua.
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